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El trabajo que buscas probablemente no existe todavía: retos y oportunidades laborales hacia el 2030

Por: Mgter. Guillermo Suárez, Vicepresidente de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral.

Mientras la IA y los cambios globales redefinen el mercado laboral, surge una pregunta clave: ¿cómo prepararse para trabajos que aún no existen? ¿Es posible anticipar una respuesta?

“¿Qué querés ser cuando seas grande?”, es la pregunta que nos persigue desde chicos. Para algunos la respuesta es fácil, otros la van cambiando con el tiempo y un tercer grupo tarda años en decidir qué quiere hacer con su futuro laboral. A ellos se los consuela diciéndoles “tal vez no sabés de qué trabajar porque tu trabajo aún no existe”, y lo que hace 20 años se contestaba con una risa, en la actualidad provoca vértigo.

Testigos de la revolución digital, el avance de la IA, las crisis financieras, el calentamiento global y al borde de una tercera guerra mundial ¿A qué trabajos se pueden acceder cuando el futuro es incierto?

Hacia una nueva década: las habilidades y los empleos más necesarios en el 2030

Los últimos informes del Foro Económico Mundial y la OIT son claros: para la próxima década se estima que se crearán 170 millones de empleos, pero también se desplazarán muchos roles tradicionales, y casi el 40% de las habilidades requeridas cambiarán para 2030. Más aún, según un informe de Dell, un 85% de los trabajos del futuro ni siquiera existen hoy.

El mercado laboral se está reconfigurado debido a la tecnología, la transición verde y los cambios económicos y demográficos. Entre los empleos que van a crecer dentro de los próximos cinco años se encuentran los del sector agrícola, desarrolladores de software, trabajadores de energías renovables y otros empleos relacionados con la transición verde y la tecnología. Sorpresivamente, hay profesiones tradicionales en esta lista como los pertenecientes al sector de alimentos y la salud (incluidos los enfermeros, trabajadores sociales y profesionales de la salud mental).

Para el 2030, se destacan diez habilidades fundamentales. Primero, la alfabetización digital. Se estima que más de la mitad de los empleos requerirán conocimientos de tecnología. Siguen el trabajo aumentado, que implica usar la inteligencia artificial y la automatización para potenciar nuestras capacidades, y el trabajo sostenible, dado que las empresas deberán enfocar sus recursos en objetivos ecológicos para evitar catástrofes climáticas.

En un mundo saturado de información, el pensamiento crítico y el análisis serán otras de las capacidades esenciales para separar lo valioso del ruido. Se suma el conocimiento de datos ya que todos los sectores se orientan cada vez más hacia su análisis y gestión. Las plataformas virtuales de trabajo colaborativo seguirán ganando relevancia, adaptándose a las nuevas dinámicas laborales más allá de la oficina.

Quienes demuestren pensamiento creativo serán indispensables para desarrollar soluciones innovadoras ante los nuevos desafíos. Por otro lado, la inteligencia emocional, con su énfasis en la empatía, permitirá una mejor interacción humana. Finalmente, la capacidad de aprendizaje permanente se convertirá en una de las habilidades más valiosas para asimilar nuevos conocimientos en industrias emergentes, así como la capacidad de liderazgo para inspirar y sacar lo mejor de los equipos.

Reducir brechas y construir oportunidades

A todos los retos globales, en nuestra región se suman otros: las desigualdades, el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo es urgente desarrollar sistemas de aprendizaje que brinden más oportunidades para formarse con la mayor calidad posible.

El documento establece que para desarrollar las competencias de los alumnos es fundamental mejorar las políticas, la gobernanza y los mecanismos de financiación. Esto debe ir de la mano con un relevamiento sobre las habilidades más requeridas por el mercado laboral. Así se crearían programas de educación innovadores que se adapten a las necesidades de los estudiantes.

El futuro de la educación y las habilidades requiere un cambio sistémico urgente y es aquí donde la educación no formal se convierte en la pieza faltante del rompecabezas. Por su flexibilidad, su rapidez para adaptarse a lo que el mercado demanda y su capacidad de llegar a cualquier individuo no importa dónde esté, la educación no formal podría ayudar a reducir las brechas y dar prioridad a la equidad.

Su compromiso es doble: por un lado, busca reducir las profundas desigualdades que persisten en nuestra región. Por otro lado, ayudar a los individuos a mejorar sus habilidades. Si bien la alfabetización digital, el conocimiento de datos y el “trabajo aumentado” con IA son imprescindibles, también lo son el pensamiento crítico y creativo, la inteligencia emocional, el aprendizaje permanente y la capacidad de liderazgo.

Es necesario profundizar en estos desafíos y oportunidades para pensar soluciones concretas respecto a la empleabilidad y el desarrollo emprendedor. De esta manera, nadie se quedará detrás en el camino.

Para lograr esta ambiciosa transformación, es fundamental una colaboración multisectorial. Un trabajo colectivo para mejorar políticas y financiación, optimizar la información sobre necesidades de competencias, desarrollar programas innovadores e inclusivos, y fomentar el aprendizaje basado en el trabajo.

El futuro que imaginamos es más justo, sostenible y próspero, y solo lo construiremos de manera colectiva y cambiando el sistema. Hagamos que los profesionales del futuro no se sientan tan solos cuando les pregunten qué quieren ser de grandes.

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