El fenómeno de las entrevistas fantasma con IA desafía la autenticidad en los procesos laborales
La práctica de candidatos que utilizan inteligencia artificial para responder en entrevistas sin que el evaluador lo sepa genera debate en el mundo del trabajo, entre la amenaza a la confianza y la necesidad de modernizar los métodos de selección.
Octubre 2025.- En un mercado laboral cada vez más digitalizado, surge un nuevo desafío para las empresas y los reclutadores: las llamadas entrevistas fantasma con inteligencia artificial. Se trata de candidatos que recurren a herramientas como modelos de lenguaje para que los asistan o incluso los suplanten en entrevistas laborales o mediáticas, sin transparencia hacia el entrevistador.
Carlos Echevarría, Manager de QiBit, explica que este fenómeno “toca un punto sensible: la autenticidad en las relaciones humanas, en un momento donde tecnología y trabajo están profundamente entrelazados”.
El riesgo principal, advierte, está en el quiebre de confianza. “Si una empresa contrata a alguien creyendo que esa persona tiene ciertas habilidades que en realidad provienen de una IA, se generan falsas expectativas. La frontera ética está en la transparencia: usar tecnología como apoyo puede ser válido, pero debe haber honestidad sobre cuándo y cómo se usa”, señala.
Según la experiencia de Echevarría, los casos son cada vez más frecuentes. Aunque las respuestas automatizadas suelen delatarse por su estructura rígida o por carecer de tono emocional, esto obliga a los equipos de selección a reforzar la evaluación del pensamiento crítico, la coherencia y la espontaneidad. “Hoy, más que nunca, saber leer entre líneas es clave”, agrega.
Las empresas reaccionan de forma diversa: algunas lo consideran una amenaza directa a la confianza, mientras que otras lo interpretan como una alerta para modernizar sus procesos. “Yo recomiendo no quedarse en el miedo, sino adaptar procesos para identificar el potencial genuino de las personas, usando incluso IA de manera ética y transparente desde ambos lados del proceso”, sostiene el especialista.
Respecto a la detección, Echevarría apunta que, aunque existen herramientas, lo más efectivo sigue siendo la observación humana. “Hacer preguntas situacionales, cambiar el orden de los temas o poner foco en la espontaneidad ayuda más que depender solo de sistemas automáticos. El desafío está en mantenerse curioso, no en ganar una carrera contra la tecnología”.
Más allá del ámbito laboral, este fenómeno también tiene implicancias culturales. Para Echevarría, puede erosionar la confianza en la comunicación interpersonal si no se aborda con responsabilidad. “Nos hace cuestionar qué entendemos por ser uno mismo en una era de hiperconectividad. Pero también puede ser una oportunidad para redefinir autenticidad, colaboración y cómo nos presentamos en distintos espacios de la vida”.
En cuanto al futuro, el experto es categórico: “Llegaron para quedarse, pero van a evolucionar. La IA no va a reemplazar el talento humano, pero sí va a coexistir con él. Las organizaciones deben dejar de pensar solo en detectar trampas y empezar a diseñar procesos donde lo humano y lo tecnológico se integren de forma ética, clara y con foco en el potencial real de las personas”.

