Ley Fintech 2.0: una nueva etapa de madurez financiera en México
A casi ocho años de la aprobación de la Ley Fintech en México, líderes del sector público y privado coincidieron en que el país atraviesa una etapa clave de consolidación y madurez del ecosistema financiero digital. Durante el panel “Fintech 2.0: Catalizador para la Innovación y la Inclusión Financiera para las Empresas en México”, se discutieron los avances, desafíos y perspectivas de la llamada Ley Fintech 2.0, que busca modernizar el marco regulatorio y fortalecer la inclusión financiera empresarial.
El encuentro reunió a expertos como Brenda Amparo Menes Cárdenas, Directora General de Autorizaciones Especializadas de la CNBV; Claudia Núñez Sañudo, Directora General de la Asociación Fintech México; Enrique Perera, Head of Program & Delivery de Openbank; y Pablo Rivera, Director Regional Pay Americas y Director General de Edenred México Fintech. La moderación estuvo a cargo de Armando Ruiz, Director de Operaciones de Edenred México Fintech.
Durante la conversación, los especialistas coincidieron en que el país se encuentra frente a una nueva etapa que requiere regulación flexible, innovación tecnológica y colaboración interinstitucional, con el fin de generar un sistema financiero más equitativo, accesible y competitivo.
“Fintech 2.0 no es cambiar la ley, sino consolidar lo que tenemos para generar confianza y madurez en el ecosistema”, señaló a título personal Brenda Menes, al subrayar que la prioridad debe ser fortalecer la operación de las instituciones, la automatización de procesos y la prevención de lavado de dinero.
Por su parte, Claudia Núñez destacó que esta segunda etapa marca un cambio de paradigma: del enfoque de inclusión financiera hacia uno de bienestar y salud financiera, donde la tecnología sea un medio para mejorar la calidad de vida de las personas.
“Fintech son finanzas con tecnología y quien está al centro es el humano. Antes hablábamos de inclusión, hoy hablamos de bienestar financiero. La tecnología es un medio para poner al usuario en el centro y garantizar que los productos y servicios generen vidas mejores”, afirmó la experta de la Asociación Fintech México.
La directora recordó que el 40% de los adultos en el país sigue sin acceso a servicios bancarios, y que el 85% de las compras menores a 500 pesos aún se realiza en efectivo, lo que evidencia la necesidad de acelerar la digitalización y promover la educación financiera.
Desde la perspectiva tecnológica, Enrique Perera, de Openbank, subrayó el papel de la inteligencia artificial y la automatización como herramientas clave para escalar servicios financieros, simplificar la operación y mejorar la experiencia del usuario.
“La inteligencia artificial no debe verse con ansiedad, sino como una oportunidad para construir procesos más ágiles y eficientes. Antes de pensar en transferencias con un parpadeo, debemos fortalecer las bases tecnológicas y operativas que permitan automatizar procesos, reducir costos y ampliar el acceso a los servicios financieros”, explicó.
A su vez, Pablo Rivera enfatizó la importancia de extender los beneficios de la innovación tecnológica al ámbito corporativo.
“A las empresas hay que facilitarles la vida también. Lo que las fintech B2C han hecho para simplificar la vida de los consumidores, ahora debemos llevarlo a las empresas: ayudarlas a automatizar procesos, controlar mejor sus recursos y dedicar más tiempo a su negocio que a la gestión administrativa”, apuntó el directivo de Edenred México.
Los especialistas coincidieron en que el éxito de la Ley Fintech 2.0 dependerá de su capacidad para fomentar la colaboración entre autoridades, instituciones financieras y empresas tecnológicas, equilibrando la innovación con la supervisión. Asimismo, subrayaron que esta nueva etapa debe enfocarse en cerrar brechas regionales y educativas, promover la digitalización de las pequeñas y medianas empresas, y garantizar que la tecnología se use como medio para generar bienestar financiero sostenible.
El análisis conjunto permitió reconocer que la Ley Fintech 2.0 representa una oportunidad histórica para redefinir el ecosistema financiero mexicano, fortalecer la confianza en los servicios digitales y consolidar un entorno donde la innovación tecnológica y la inclusión financiera avancen de forma equilibrada, responsable y centrada en las personas.

